Toda persona, niña o adulta, que padezca una enfermedad que no responda a un tratamiento curativo: EPOC, enfermedades neurológicas degenerativas, enfermedad renal, cardíaca o hepática avanzada, cáncer, VIH/SIDA, ancianos; o que presente síntomas que produzcan sufrimiento, tanto físico (dolor, falta de aire, falta de apetito, etc.) como psicológicos (depresión, ansiedad, insomnio) y/o espirituales.

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